Talla del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso (M. Benlliure, 1935-1940)
Obra de Mariano Benlliure y Gil. Madrid 1935. Bendecida en la Iglesia de Santo Domingo el 13 de marzo de 1940.
Escultura de talla completa realizada en madera de pino de Flandes, que vino a sustituir a la única imagen conocida del Dulce Nombre de Jesús, incendiada la madrugada del 12 de mayo de 1931 en los disturbios que acompañaron en Málaga el establecimiento de la II República Española.
Estilísticamente, el Nazareno del Paso es una obra de vocación clasicista que revela una interpretación plástica absolutamente personal de Cristo con la Cruz a cuestas. El rostro revela un trasfondo de fuerza interior traducido en unos rasgos faciales muy marcados que le otorgan grave y serena expresión.
Benlliure crea una sorprendente visión espiritualizada y no “arqueológica” de la figura del Nazareno. En esta interpretación, el componente religioso es tan sólo el pretexto para ofrecer un estudio de hombre dotado de toda su plenitud física y mental, cuya perfección universal es ajena a todo dolor.
Según el profesor Sánchez López, “la calidad de la obra brilla, asimismo, tanto en la visión de conjunto, como en los detalles. Son exquisitas las sensaciones estéticas transmitidas en pormenores como la finura y delicadeza de las manos, o los mechones húmedos que se adhieren al rostro“.
Para el académico Luis Cambronero, “considerada humanamente, la obra tiene la estructura anatómica que es menester para imponernos la sensación de la verdad. Los caracteres étnicos de la raza semítica se hallan dulcemente plasmados“.
Es, por ello, un acierto la opacidad del tono de la carne, más bien cetrino que rosáceo, como es la piel de los semitas, no como la tonalidad arquetipo aplicada con frecuencia por criterios estético-piadosos; considerando que Cristo no descendió a la Tierra con la carne blanca y rosada de los arios, sino la cetrina y la opaca de la progenie de Israel.
Es el Nazareno de mayor envergadura de cuantos se procesionan en nuestra ciudad (184 cm). Y la única imagen procesional de Jesucristo titular de Basílica, por lo que en el cortejo figuran los atributos propios de esta dignidad canónica.