El 4 de junio de 1988 tuvo lugar el acto de consagración del templo a cargo del cardenal D. Ángel Suquia.
Recordamos el fragmento que D. Carlos Gómez Raggio pronunció e el X Aniversario de su dedicación:
Eminentísimo Sr. Cardenal. Excmo. Sr. Obispo. Sres. Sacerdotes. Dignísimas autoridades. Sr. Presidente de la Agrupación de Cofradías y Hermanos Mayores de Cofradías malagueñas. Hermano Mayor, Junta Directiva y cofrades de la Real Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza.
Cofrades de Málaga y cofrades de cualquier lugar, que hoy aquí nos acompañais.
Cuando hace unos días, el Hermano Mayor del Paso y la Esperanza delegó en mí el indicar ante esta asamblea, según el Ritual de la Bendición de un Templo, el motivo de la construcción de éste, y el porqué la Archocofradía acometió esta gran obra, en mi mente la respuesta afluyó rápida y terminante, y creo comprensible en el mundo cofrade.
¡Porque Ella, la Virgen de la Esperanza, así lo ha querido, y su hijo, nuestro Dulce Nombre de Jesús, al sonreír, viendo el deseo de su madre, así lo permitió!
Nuestra Archicofradía, nunca hasta el año 1979, se planteó el construir una nueva capilla. En su larga historia, nuestra Hermandad, anteriormente construyó dos, la primera en 1567, la segunda en 1718, siempre dentro del convento dominicano, y hoy fuera de él estamos ante la tercera a la que por su tamaño llamaremos Templo.
Antes de 1970, nos habíamos planteado el construir una Casa-Hermandad, y un lugar digno para los tronos, desde donde iniciar nuestro culto externo el Jueves Santo saliendo en desfile penitencial, pero como ya he afirmado, no cabía en el ánimo de la Archicofradía el dejar la vieja parroquia, que durante más de cuatro siglos ha sido sede y cobijo de nuestra Hermandad.
Por ello, cuando en 1970 el Ministerio de Obras Públicas confecciona un proyecto de dos vías rápidas de circulación, entrada y salida a Málaga Norte-Sur, en los costados del río Guadalmedina, cercenando de esta forma nuestra capilla, la Junta de Gobierno de la Archicofradía empieza a estudiar seriamente el problema, y vuelve los ojos hacia nuestra iglesia de Santo Domingo en busca de un lugar, de un altar, de una capilla que pueda albergar a nuestra Archicofradía y nuestras dependencias. No hay entonces posibilidades de ello, y comienzan los cálculos para que, sin irnos de nuestro barrio, de nuestra parroquia, y a ser posible, lo más cercano a donde siempre tuvimos nuestro hogar, hallar un solar o un inmueble que pueda servirnos de sede.
Y a la Virgen, Nuestra Esperanza, coloca a un hombre enamorado de Ella, en un sitio clave, para que nos solucione el problema del solar y, a mediados de 1971, se nos reserva a precio de coste, uno muy cerca de donde hoy estamos celebrando esta ceremonia.
Y la Junta de Gobierno de la Archicofradía ve ya el camino fácil y rápido, y piensa que en un par de años aquello que habíamos proyectado iba a ser una realidad, porque hombres importantes en sitios fundamentales nos habían prometido su ayuda incondicional.
Pero… creo que la Virgen de la Esperanza opinaba de otra forma. Ella ha querido que este templo que se bendice se efectuara con el esfuerzo y la aportación sacrificada de todos los malagueños y también de los no malagueños, que la veneran y la quieren, y como siempre, el Dulce Nombre de Jesús accedió al deseo de su Madre, y colocó a los hombres necesarios en los puestos de gobierno de su Archicofradía, para así llevar a buen fin la construcción de todo este complejo de la Hermandad, y uno de ellos pensó que no era difícil encontrar a mil hermanos y devotos que se sacrificaran aportando mil pesetas mensuales durante dos años, y este plazo de dos años se duplicó.
Pero hoy tenemos en este templo la realidad de aquella idea que aportó nuestro actual Hermano Mayor… y Ella, Nuestra Esperanza deseaba que fuera así, de esta forma, despacio, con la labor y el sacrificio de todos sus devotos y cofrades y no de uno solo.
Y un día la Virgen pensó que el primer solar concedido no era el apropiado, y mandó a sus cofrades a discutir y argumentar, y se consiguió lo que Ella deseaba.
Y han pasado años… Señor… Dieciocho años… pero se ha construido al paso que Ella: Nuestra Esperanza, ha querido, y con el esfuerzo y las aportaciones de todos sus hijos que la veneran, de los que hoy están aquí y de los que hoy con Ella están en el cielo.
Y yo, e igual que yo, todos los cofrades del Paso y la Esperanza, contestamos en bloque, que este templo se ha construido por Ella, Nuestra Señora, así lo ha querido, y el Dulce Nombre de Jesús así lo permitió.