Parroquia de Santo Domingo

Documento de los fondos del Archivo Díaz de Escovar en el que su autor hace un estudio de la historia de la iglesia de Santo Domingo y la relación de las cofradías que allí tenían su sede canónica.

Siete años hacía que la cruz cristiana sustituyó en la alturas de la Torre malagueña del Homenaje a la media luna, aún se relataban las heroicidades de Hamet el Zegrí y el conciliador Alí dordux, convertido en D. Juan de Málaga, defendía los derechos de los moriscos solicitando el cumplimiento de los pactos, cuando se fundó el Convento y la Iglesia de Santo Domingo, allá en el arrabal, al otro lado del río Guadalmedina.

Existía una ermita no lejos del puente, donde tan bizarramente luchó Ramirez de Madrid, llamada de Ntra. Sra. de las Huertas, por las varias que lo circundaban.

Eran estas siete, que figuraban en los Repartimientos, asignándolas el Repartidor Br. Serrano, para la fundación del Convento de Dominicos, cuya donación confirmó el Católico Rey Fernando V en su Real Cédula en 2 de Agosto de 1504, diciéndose en este documento: “En la Iglesia de Santa María de las Huertas, que está de la otra parte de la Puente, queda dotada para el Monasterio de Santo Domingo, de los Predicadores”.

Como fundadamente dice Medina Conde, por esta cláusula quedan destruidas las opiniones que supusieron se fundó este Convento en la Isla de Riarán, o de Arriarán, en la calle que se llamó de Santo Domingo, y en el sitio que ocupó la Alhóndiga y hoy la calle de Sagasta.

Tampoco se prueba que fuese consagrada a San Telmo, “que han juzgado otros autores con solo el leve fundamento de ver colocada su estatua al lado derecho de San Pedro Mártir, en su portada principal, siendo así que en la parte superior está la de Santo Domingo. El estar allí es porque la gente del mar fabricó, o ayudó a la fábrica de ella, y los religiosos agradecidos colocaron en ella la imagen de su patrono, en la que tenían su Cofradía y altar.”

Ya se venían, desde tiempo anterior, preocupándose los Reyes Católicos de este Convento, como lo evidencia una Real Cédula fechada en Barcelona el 30 de Enero de 1493, que existe en el libro de Repartimientos, Tª 2ª, pág. 349 vuelto.

El sitio en que se emplazó el Convento era el mismo en que, cuando el sitio de la ciudad, acamparon las gentes de D. Alonso de Cárdenas, Maestre de Santiago, las de D. Luis Fernández Portocarrero, Señor de Palma y las de D. Juan de Stunniga, Maestre de Alcántara.

Apenas los Dominicos se posesionaron de este Convento empezó a tener importancia, siendo uno de los mejores de Andalucía. Al abrirse los cimientos de la iglesia, se descubrió un pozo cegado y en lo profundo del mismo, en una concavidad, se descubrió una imagen de talla de Nuestra Señora, a la cual se dio el nombre de la Virgen de la Antigua, a la que se le asignó capilla.

En 1567 este Convento siguió un ruidoso pleito sobre la propiedad de sus aguas, del cual hay antecedentes en el Archivo Municipal y al mismo se refiere el acuerdo de 10 de Septiembre de dicho año.

En 1637 y 1649 los Dominicos prestaron grandes servicios, durante las epidemias fatales que tantas vicisitudes causaron a Málaga, especialmente el religioso Fr. Luis de Molina.

El Poeta Hidalgo Bourman en su ejemplar de “Castigos y Piedades” (Málaga, 1650), celebra en carias octavas, el celo de los frailes de Santo Domingo en aquellos días de luto y horror. En la epidemia de 1649 murieron catorce religiosos.

En el año 1654, los flamencos y alemanes residentes en nuestra ciudad fundaron una capilla con enterramiento y una casa contigua para recibir y cuidar sus enfermos.

Según manifiesta Góngora en el Tomo 2º de su “Historia del Colegio de Santo Tomás de Sevilla”, el día 27 de abril de 1697 se celebró en este Convento el Capítulo Provincial, concurriendo religiosos de los restantes y tratándose de asuntos importantes para la orden.

Triduo a María Santísima de la Esperanza en 1924
Triduo a María Santísima de la Esperanza en 1924

El año 1812 los Dominicos mostraron su patriotismo frente a los franceses, predicando contra ellos y ofreciendo la resistencia posible, antes de acatar la autoridad del Rey intruso. Esto les ocasionó disgustos y persecuciones y a manos de los invasores pasaron objetos y alhajas de valor, que no llegaron a esconder oportunamente.

Por Real Orden de 8 de Agosto de 1841 se erigió en Parroquia. dándole como feligresía parte de las calles que un tiempo fueron de San Juan.

En los apuntes manuscritos de Aldana encontramos algunos datos sobre sucesos ocurridos en esta iglesia, después de la exclaustración de los religiosos. Entre otros detalla la función allí celebrada para bendecir la bandera del Escuadrón de Caballería de la Milicia Nacional el 12 de Diciembre de 1841. Predicó D. José Flores. Estando verificándose la ceremonia un libro de coro cayó sobre la cabeza del Presbítero D. Antonio Orete y le hirió de gravedad.

En época más reciente, en el edificio que constituía la clausura de los religiosos, existió la Casa de Misericordia, dependiente de la Diputación Provincial, siendo los asilados asistidos por Hermanas de San Vicente de Paúl y después por otra Congregación de Ntra. Sra. del Carmen, que tuvo ciertas disidencias con la Diputación, siendo el motivo en que se basó una Real Orden suspendiendo a todos los Diputados Provinciales del ejercicio de sus cargos. Por cierto que contra esta disposición se alzó el escritor inolvidable D. Juan José Relosillas, con un recurso humorístico que se hizo famoso por entonces.

Hundidas algunas paredes, cuarteadas otras, amenazando ruina las más, fue preciso trasladar a los asilados desconcediendo más tarde el Gobierno autorización para la venta del edificio.

En la inundación de 1907, como ocurrió siglos antes en 1628 y 1661, esta iglesia fue de las que más sufrió, alcanzando el agua cerca de dos metros de altura, destruyendo altares y causando gran daño. Imponente era el espectáculo que presentaba al día siguiente, dejando allí las aguas del Guadalmedina al retirarse, más de media vara de barro en toda la extensión de la iglesia. Algunos objetos de culto fueron arrastrados por la corriente.

II

Nos corresponde ocuparnos ahora de las Cofradías de esta iglesia y de las imágenes que en ella se veneran. Se considera la más antigua la del Santísimo Rosario. Se le otorgaron muchas indulgencias y en 1768 el M.R.P. Presentado Fr. Juan Méndez de Sotomayor, dominico, escribió un extenso Sumario de las Indulgencias y Privilegios concedidos a esta Cofradía, libro que se imprimió en nuestra ciudad con licencia del Provisor D. Pedro de Moya Vallejo (Marzo de 1768) y autorización del Juez especial de imprentas D. Francisco Henríquez Luna.

La Hermandad de Santa Inés de Monte Policiano, citada por Medina Conde.

La de San Vicente Ferrer. Consta que en 16 de Diciembre de 1717, ante el Escribano D. Francisco de Zea, se hizo escritura otorgando a D. Tomás Till, el patronato de este Santo, el cual habría fabricado, como igualmente un nuevo púlpito. Lo solicitó del Provincial de Andalucía, en nombre del Sr. Till, Fr. Antonio de Milla, siendo otorgado en Écija el 13 de Octubre de 1717, siendo prior Fr. Fernando Till. (Protocolo de Zea, 1717 fº 555)

La cofradía del Santísimo Sacramento tuvo gran importancia y costeaba bastante culto.

La de las Ánimas Benditas, que celebraba sus funciones en el mes de Noviembre y contaba en el siglo XVIII gran número de hermanos.

La Hermandad de San Telmo que estaba constituida por marineros, dueños de salazones del Perchel y obreros de estas industrias.

La de Santa María Magdalena, que costeaban los hortelanos, sacando en procesión a su titular en los días de la Semana Santa.

La del Dulce Nombre de Jesús, a la que se agregó Ntra. Sra. de la Esperanza, San Juan y la Verónica. Este es el Señor que se llama del Paso, pues con otras imágenes de la misma Parroquia salía la mañana del Viernes Santo en procesión y en la plaza, ante las casas Capitulares, cuyos balcones ocupaban el Corregidor, los Alcaldes Mayores y Regidores, verificaban los pasos del trágico drama del Calvario. Estas imágenes salen todavía en procesión.

El Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso, antes de su salida procesional en 1924
El Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso, antes de su salida procesional en 1924

Los estatutos porque se rigen se aprobaron en Cabildo de 5 de Marzo de 1891, siendo Mayordomo 1º D. Manuel Utrera y Secretario D. Valentín Viñas Pérez.

La Hermandad de Soledad, imagen de no escaso mérito, que tiene su capilla a la entrada de la iglesia. Era tan respetada esta imagen que aún en los días de la revolución cuando ninguna otra Hermandad de Málaga se atrevía a salir de su iglesia, era llevada en procesión, en medio del mayor orden y respeto. Los hermanos iban sin túnicas, vestidos de negro y con cirios oscuros. Esta Virgen tiene privilegio para que ante ella se celebre Misa el Sábado Santo, concurriendo siempre gran número de fieles.

La Hermandad de Ntro. Padre Jesús de la Humildad se renovó en el pasado siglo.

Nuestro Padre Jesús de las Cabrillas es un Crucificado que también posee, o poseía hace pocos años su Hermandad.

Refiere la tradición que en la Plaza de Arriola, en la casa que tiene hoy el Nº 20, vivía una viuda llamada de Cabrilla, o Cabrillas, muy caritativa y buena, que daba hospedaje en su casa a un buen número de pobres.

Una noche dejó en el almacén que sería de hospedería a un pobre y se retiró a sus habitaciones, separadas del almacén por compuerta. Al otro día le costó gran trabajo desechar la llave, teniendo que acudir a un cerrajero, viendo con la natural sorpresa al penetrar en el almacén, que el mendigo no estaba allí, y en su lugar había un Jesús Crucificado.

La viuda comenzó a darle culto en la misma Sala donde lo encontró.

Después los frailes dominicos lograron llevar la imagen a su iglesia. Se refieren no pocos milagros de esta imagen, uno de ellos relacionado con la familia de los Sres. Alarcón, que por rara casualidad vino a vivir a la misma casa donde la imagen fue descubierta.

Hace algunos años, el 31 de Marzo de 1904, se sacó en procesión, en aquella época en que las predicaciones furiosas de Doña Belén Sárraga habían despertado el odio contra la religión y sus ministros, de ciertas masas inconscientes. Un grupo de estos adictos a esas dañosas teorías, al llegar la procesión a la plaza de San Pedro de Alcántara apedreó la imagen. Los autores del inicuo sacrilegio fueron detenidos y castigados por los Tribunales y se cuenta que uno de ellos quedó ciego al poco tiempo y otro murió violentamente en riña, en sitio no lejano del escenario de su punible acto.

Triduo cuaresmal de la Archicofradía en Santo Domingo, 1975
Triduo cuaresmal de la Archicofradía en Santo Domingo, 1975

III

Varias imágenes de esta iglesia tiene indudablemente mérito, son esculturas que despiertan la admiración de los extranjeros y deben ser visitadas por cuantos tengan afición al arte.

Merece el primer lugar Ntra. Sra. del Belén, de Pedro de Mena. Palomino la consideró como obra que despertaba la admiración de cuantos la veían. Orneta le ha dedicado recientemente el mejor artículo de su libro. Sospecha que el retablo donde se halla es obra también del mismo escultor.

También es de Pedro de Mena el Cristo Crucificado, que se talló por encargo de Fr. Alonso de Santo Tomás y se colocó en un principio en la Sala de Profundis de los frailes. Es cierto que en esta escultura hermosísima se nota una desproporción grande en los brazos, que no obedece a un descuido del artista, a una visión equivocada, sino a un motivo especial, a una premeditación, cuyo fin no está del todo claro. Orueta considera que pudo obedecer al sitio en que fue primeramente colocado y dice: “Ahora bien, si la Sala era rectangular y le efigie estaba puesta, no en las cabeceras, sino en el centro de la pared más grande, la desproporción se explicaría de algún modo, porque no habiendo posibilidad de retirarse para verla bien en su conjunto, el cuerpo, tomado en escorzo, habría de acortarse y los brazos que por su posición horizontal no habían de surtir este efecto, resultarían desproporcionados si se hubieran tallado en su justo tamaño”. La cabeza de este Cristo que es de una belleza superior, su expresión resignada, dolorida, atraen al artista y obligan a sentir al cristiano, a la vez que medita. Un impulso compasivo hace que brote la plegaria de los labios y la fe en el alma. Las carnes de esta imagen tienen una verdad completa. Parece que en aquel cuerpo se propuso Mena demostrar conocimientos anatómicos, mezclados con la inspiración del genio.

Como hace años referimos, este Cristo dio lugar al nombre de menosos que reciben ciertos mozalbetes de nuestros barrios.

Cuando un ilustrado Padre de la Compañía de Jesús, acaso por haber leído un artículo que sobre la existencia del Cristo se publicó en el diario El Correo de Andalucía, logró que se bajara de lo alto del retablo del altar mayor para darle culto, formose una Hermandad por los jóvenes del Perchel y la Trinidad que se llamó vulgarmente de Niños de Mena, más tarde Niños de la Mena y al final menosos.

Aquellos jóvenes sacaron al Cristo en procesión, pero bien pronto lo dejaron en el olvido. Desapareció casi por completo la Hermandad, pero no el mote de aquellos cofrades, que nunca se distinguieron por su piedad, sino más bien por sus peinados de tufos, sus sombreros de ala ancha, sus pretensiones en el vestir y algunos otros rasgos característicos que les hacían poco honor.

Es lástima que esa imagen, una de las mejores que Málaga tiene, exista casi olvidada en oscura capilla de la iglesia de Santo Domingo, sin el culto que merece. ¿Por qué la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús, o del Paso, no la agrega a ella, como agregó un tiempo a Ntra. Sra. de la Esperanza? ¿Porqué los artistas y escritores malagueños, que sentimos a orgullo llamarnos católicos, no procuramos congregarnos al amparo de esa imagen? Traslado esta idea a los Sres. Presidente de la Academia de Bellas Artes y al activo Director de la Escuela de Artes y Oficios Sr. Álvarez Dumont.

Erróneamente atribuyó Torres de Acevedo a Miguel de Zatas (discípulo predilecto de Pedro de Mena, que con él vivía en la estrecha calleja de los Afligidos, que concluyó las esculturas que dejó al morir su maestro empezadas y fue la mano que creó el San Juan de Dios del Hospital Civil) la paternidad de la María Magdalena que en Santo Domingo.

Ya en otra ocasión sostuvimos que esta escultura, como Ntra. Sra. de Belén y el Crucificado pertenecían a Mena y hoy tenemos en nuestro apoyo la valiosa opinión del Sr. Orueta. Parece indudable que el mismo modelo sirvió para esta Santa, la antigua Virgen de Servitas y la Dolorosa de San Pablo. Acaso en ella intervinieran los discípulos más que el maestro, pero hay toques de éste. No será la mejor de sus obras, pero tampoco es indigna de figurar en su Catálogo.

La imagen de la Soledad, que muchos creían de Mena, no tiene el sello artístico de éste y de ciertos documentos que hemos visto se deduce que ya existía, al menos la Hermandad que lleva su nombre, en 1640. Después debió retocarse.

En la iglesia había lienzos de gran mérito, pero debieron desaparecer cuando la invasión francesa.

En este Convento vivieron y se formaron hombres de gran valor, cuyos nombres no hemos de olvidar, entre ellos el célebre Obispo Fray Alonso de Santo Tomás, que ejerció el cargo de prior; Fr. José de Torres Fernández, Revisor de Libros por orden del Santo Oficio; Fr. José Banieras, Presentado en Sagrada Teología, Definidor Provincial y Orador notable; Fr. Francisco Ángel, poeta inspirado, que obtuvo lauros en la Justa literaria celebrada en Málaga en 1715 al abrirse la iglesia del Conventico; Fr. Lorenzo de Valdivia gran teólogo que murió el Jueves Santo de 1757, a la misma hora que sus compañeros cantaban los responsos de Tinieblas y el prior Fr. José de Passamonte, cuya elocuencia admiraban y cuyo talento le hizo ocupar altos puestos, dentro y fuera de la orden.

Narciso Díaz De Escovar

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