FRAGMENTO DE LA HOMILÍA DE AYER, TERCER DÍA DEL TRIDUO

PALABRAS DEL RVDO. D. AGUSTÍN BORREL

Estamos llamados a vivir la Fe desde la Esperanza que nos hace felices

El Adviento es el pequeño camino que queremos recorrer. El acompañamiento a la Santísima Virgen antes del día de su onomástica, de su fiesta grande para nosotros. Decíamos hace dos días cómo los personajes del 2º y 3º domingo de Adviento nos van preparando para el nacimiento de Jesús. El domingo pasado, Juan el Bautista. Hoy, San José. No es fácil, no siempre, aunque queramos, comprender lo que Dios nos está pidiendo. Y eso es lo que le pasó a José; un  hombre bueno, piadoso, que amaba muchísimo a María,que en los momentos de prueba no quiso mal alguno para su mujer, pero tuvo sus reservas… Nos dice el Texto: “Decidió repudiarla en secreto“. Esa decepción tan grande se la guardó para sí. Esa piedra que Dios ha puesto en su camino va a quedar para él. Y no ha pasado nada. Pero la Virgen no tiene por qué ocultarse de nada, ni nadie, y menos de su marido. Es que ella ha engendrado por obra y gracia del Espíritu Santo.

Dios nos lanza un cabo en los momento de soledad profunda, tristeza, duda, decepción, desencanto… En esos momentos que nos abaten, donde nos sentimos frágil y vivimos con dolor profundo, Dios no nos abandona y nos lanza cabos. Cuando San José tomó la decisión de guardarse la decepción se le apareció un ángel: “No tengas reparo José. La criatura viene del Espíritu Santo“. Nosotros debemos estar atentos para recibir a Jesús y recibir a Cristo que nos ha venido por el Don preferido: de la Esclava del Señor.

Ayer hablabamos de la Fe. Hoy, de los frutos de la Fe. Uno de los frutos es la Esperanza, una virtud teologal. Es algo a lo que estamos invitados a vivir como creyentes. Porque, quien vive desde la Esperanza, vive abierto a lo positivo. La Esperanza puede ser pasiva o activa. Se nos invita a una Esperanza activa. El cristiano no es el que se cruza de brazos. “Ya dios resuelva“; ¡No! El cristiano coopera con la gracia que vamos recibiendo, con los cabos y vamos así caminando por ese valle de lágrimas que nos toca vivir. Ya lo dice el refrán: “A Dios rogando y con el mazo dando“. El que espera, no desespera. Por tanto, estamos llamados a vivir la Fe desde la Esperanza que nos hace felices, porque nos hace vivir en positivad. El cristiano es el que procura lo que de bueno hay en el otro, sin dejar de ser consciente de lo malo que hay, pero siempre ponderando lo bueno.

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