Salvador Oliver Urdiales será el artista encargado de bordar el nuevo manto procesional de María Santísima de la Esperanza. Así lo ha acordado el cabildo de hermanos de la Archicofradía reunido en sesión extraordinaria en la noche de hoy. El taller de Oliver Urdiales ha contado con el aval de 154 votos; del mismo modo, se han registrado 77 para el taller de Manuel Mendoza y 1 para el taller de Manuel Solano, además de un voto en blanco.
El cabildo de hermanos del 28 de noviembre de 2022 aprobó la ejecución de un nuevo manto procesional para nuestra titular mariana. Seguidamente, la asamblea se pronunció a favor del diseño proyectado por Javier Sánchez de los Reyes con 154 votos a favor de las 171 papeletas contabilizadas.
El taller de Salvador Oliver no solo se trata de uno de los talleres más reconocidos dentro del bordado andaluz, sino que es, además, uno de los espacios creativos de confianza en el seno de esta Archicofradía. Oliver Urdiales ya ha realizado varias piezas para el ajuar de nuestro titulares, entre las que destaca la túnica morada bordada en oro, diseño de Eloy Téllez, para el Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso (2018), así como el manto de camarín (manto de las antífonas) de María Santísima de la Esperanza, diseño también del Eloy Téllez (2006)
Previo a la votación, se ha expuesto por parte del equipo de tesorería un detallado informe que justifica la viabilidad económica del proyecto. Está previsto que estos trabajos arranquen tras la Semana Santa de 2025 y se extienda en un plazo máximo de ejecución hasta febrero de 2030.
La Archicofradía quiere agradecer a los talleres de Manuel Mendoza y Manuel Solano su disposición y cariño demostrados hacia esta corporación.
Semblanza artística del manto
El dibujo que presenta Javier Sánchez de los Reyes destaca por seguir la tradicional disposición a candelieri que nos remite directamente a las composiciones popularizadas durante el siglo XVI, a raíz del descubrimiento de la Domus Aurea de Nerón y los frescos que decoraban sus paredes y techos. Estas decoraciones a candelieri han viajado a través de toda la historia del arte, adaptándose a los gustos, las formas y las distintas épocas, siendo incluso motivo recurrente para la composición de las piezas bordadas que engrosan el patrimonio cofrade de nuestra ciudad y de Andalucía.
“Pero no se puede hablar de un solo estilo “purista” académicamente hablando, los detalles y cierto código ornamental del diseño corresponden al estilo renacimiento, estilo al que, aunque nos pueda sorprender, corresponden muchos elementos ornamentales de las antiguas bambalinas, techo del palio, y otros muchos bordados del manto antiguo reaprovechados en el de 1930.”
El mismo Sánchez de los Reyes puntualiza:
Esta composición a candelieri consiste en un nervio central que dispone el conjunto del bordado en dos zonas completamente simétricas y que, además, permite situar en el mismo todo un complejo conjunto de alusiones a la Santísima Virgen como jarrones rebosantes de flores y conexos entre sí, al estilo de los maravillosos grutescos renacentistas. No podemos obviar la singular relevancia de las flores para la iconografía y simbología mariana, en la que ensalzan la Inmaculada Concepción de la Virgen; “hortus conclusus” (Ct 4,12) o “Jardín cerrado” que hace referencia a la perpetuidad Inmaculada de la Virgen María. En el diseño encontramos azucenas, azahar, romero en flor, rosas y otras tantas y distintas especies.
Por la especial simbología y relación de las azucenas con la Virgen de la Esperanza, Sánchez de los Reyes les da un lugar privilegiado y visible en este eje central rememorando directamente el día de la Coronación Canónica en 1988.
El artista establece un artístico diálogo entre el manto y el trono de la Virgen, trasladando motivos decorativos del cajillo al bordado. Tales como las rosas doradas que florecen de uno de los jarrones centrales o las guirnaldas que jalonan la base de los arbotantes. El artista también dispone estas flores en cuernos de la abundancia.
Continuando con esta parte central de la composición, debemos destacar el principal motivo que engarza esta pieza con la Virgen de la Esperanza; el ancla.
Sobre esta, además, se encuentra el Sol que la Virgen luce en su vientre durante los cultos celebrados en su honor el mes de diciembre y que fue diseñado por Eloy Téllez. Este sol, siguiendo la iconografía de la Expectación del Parto o de la Buena Esperanza, alude al mismo Jesús – que María concibió en su vientre – por ello las letras que él vemos, JHS.
En este motivo decorativo encontramos, por tanto, una referencia directa a la propia advocación de la Santísima Virgen, en su “doble iconografía”; por la Buena Espera del Parto y por la Virtud Teologal que es la Esperanza.
Este innovador atributo esperancista está rodeado de azahar, en alusión y recuerdo al palio de azahar con el que se procesionó a la Virgen de la Esperanza en la más inmediata posguerra. También lo circunda romero florecido en dos ramilletes.
“Por el diminuto tamaño a escala real de estas flores y temas vegetales y el gran tamaño de la prenda representada a escala 1:9 no se observan al detalle, pero están representados, en la zona superior, arriba del ancla, dos ramilletes de azahar (irían representados o bordados a su tamaño real), haciendo alusión al palio de azahar que cubrió a la Virgen de la Esperanza en 1940.”
La composición del resto del dibujo se estructura como ramas de hojas de acanto y roleos que, ingeniosamente, nacen de este pilar central y cuajan de viva decoración floral el conjunto de la pieza.
“El dibujo es muy movido, de temática en su gran mayoría vegetal, algo que creemos es lo que pide una advocación como la Esperanza, un color de fondo como es el verde y la tradición de alfombrar de romero las calles de Málaga.”
El diseño central – y que conforma la mayor parte de la obra – se enmarca con una personal cenefa compuesta por la reiteración de mismo esquema compositivo simétrico de hojas de acanto, romero florecido – como el que se encuentra a los pies de la Virgen – y guirnaldas de flores. Estas mismas guirnaldas de flores, son las que Sánchez de los Reyes toma de la base de los arbotantes del trono de la Virgen.
“La zona de las vistas, que quedarían plegadas bajo los brazos de la Imagen, posee en dibujo de los motivos decorativos, y por lo tanto de las piezas bordadas, más menudo, para que resulte menos aparatoso y complicado la operación de colocárselo a la Imagen y plegárselo.”
“[…] añade una simbología de fácil lectura para cualquier hermano y devoto de la Imagen, que contempla advocación e historia de su Cofradía. De un estilo que se puede adjetivar de “clásico”, que se diferencia del actual manto procesional pero que trata de guardar una línea en el conjunto del Trono y de la Cofradía.”