Málaga, 2 de agosto 2019.
El Obispo de la Diócesis de Málaga, Don Jesús Catalá Ibáñez, oficiará el próximo 9 de septiembre, a las 20.00 horas, un día después de la celebración de la Festividad de la Patrona de la Diócesis, la Virgen de la Victoria, la Eucaristía con la que reabrirá sus puertas al culto la Basílica del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza tras la reforma a la que se ha sometido en los últimos meses; un templo que el pasado junio cumplió 31 años.
La Basílica cerró sus puertas al culto en el mes de marzo para someterse a un proceso de reforma que ha afectado a la adecuación del ábside donde reciben cultos los Sagrados Titulares de la Archicofradía, la iluminación, las pinturas y la seguridad del templo y que contó con el visto bueno del Cabildo de hermanos celebrado en noviembre de 2018 y de la Autoridad Eclesiástica tanto en la figura del Rector de la Basílica y Director Espiritual de la Archicofradía, Reverendo Don Antonio Jesús Carrasco Bootello, como del Consejo de Asuntos Económicos (CAE) del Obispado, presidido por el Vicario General, Reverendo Don José Antonio Sánchez Herrera.
Con motivo de los trabajos que se han venido desarrollando en el templo, el Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y la Virgen de la Esperanza fueron trasladados el 23 de marzo hasta la Parroquia de San Carlos y Santo Domingo, donde han recibido culto por parte de los fieles en la capilla de la Archicofradía en la citada iglesia dominica y donde la corporación nazarena tuvo su sede canónica durante más de tres siglos.
El día 6 de septiembre a las 21 horas, tres días antes de la celebración de la Eucaristía que oficiará Monseñor Jesús Catalá para la reapertura del templo, las Imágenes serán trasladadas desde la Parroquia a la Basílica, donde ambas presidirán el Altar Mayor.
Bajo diseño de Javier Sánchez de los Reyes se ha reformado el ábside para dar una solución más estética y acogedora a dicho espacio para lo que no se ha interferido en la estructura del templo.
Así, se han acortado las dimensiones del espacio resultante en el ábside original con una estructura provisional en pladur y escayola. De esta reducción espacial derivaron cuatro grandes paramentos, separados por pilastras simples y con sección cóncava, que, unidos, conforman el semicírculo que constituye el ábside la Basílica.
La hábil propuesta del diseñador, ejecutada por Francisco Naranjo Beltrán, recrea un espacio de clara inspiración orientalizante ya que se inspira en las basílicas bizantinas del Mediterráneo Oriental o las Medievales de influencia normanda, donde se combinan los fondos dorados con decoración polícroma ornamental o figurativa.
Este tipo de decoración no es ajena a los cánones estéticos de la Archicofradía ya que puede verse reflejada en las fotografías que muestran estructuras y elementos muy similares en la capilla de la iglesia de San Carlos y Santo Domingo poco antes de la quema que sufrió este templo en los sucesos de mayo de 1931.