EL PRÓXIMO JUEVES 15 DE DICIEMBRE, CUANDO ARRANQUE EL TRIDUO DEDICADO A MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA, NOS AGUARDA UN ESTRENO QUE VIENE A CONVERTIRSE EN UN ICONO DE LOS CULTOS EN LA BASÍLICA
Estas tardes son un ajetreo de albaceas que vienen y van entre la Basílica, el Museo y cualquier rincón de la casa donde haga falta buscar algo. Se les ve inquietos, se observan ya algunas caras de cansancio. Cualquiera que haya montado unos grandes cultos conoce esa sensación de fatiga mezclada con la ilusión a raudales; de seguridad en el concepto que se está desarrollando pero también de inquietud por la acogida del diseño y el montaje. Por decirlo de alguna manera, los albaceas son la infantería de una cofradía, la primera línea. Y estos días, están muy ocupados en un frente que parece Verdún. El Día de la Virgen de la Esperanza y su Triduo, así lo exigen.
Un joven de este equipo de albacería, José Centoya Artola, fue el diseñador del dosel de cultos que se estrena el jueves, D.m. José también ha ayudado al tallista – que es Manuel Molina – durante la ejecución de la obra.
Es muy probable que la nuevo dosel cause un profundo impacto en quienes lo contemplen. Al menos, así sucede con las personas que ya han podido verlo. Su composición y la calidad de su dorado (realizado por el taller de Manolo y Antonio doradores. El mismo que dora el trono de la Virgen) van a dar que hablar.
Este dosel ha sido un empeño de la albacería, y son ellos mismo quienes nos envían una descripción formal del mismo, que ofrecemos a continuación:
” Partiendo de dos zócalos, se alzan sendas molduras barrocas, con hojarascas de notables volúmenes, que van articulándose en torno al marco interior. De sendos tondos parten unos brazos que sostienen dos tulipas a cada lado, elemento original e innovador dentro de la resolución habitual de este elemento cultual
El frontón, concebido como elemento más arquitectónico en contraposición a las molduras ascendentes, combina formas cóncavas y convezas en torno a un gran medallón central que glosa las palabras “Salve Regina”, alusivas al canto litúrgico, sobre un fondo verde, color identitario de la advocación de la Esperanza. Dos portentosos pináculos, recurso habitual en la retablística o en la ornamentación de las fachadas de los templos, redundan el carácter arquitectónico de la pieza superior del dosel
Si bien el dosel de cultos ha sido una iniciativa de la Albacería, ha despertado ilusión en todos los ámbitos de la hermandad, convirtiéndose en una realidad que hoy se ve concluida y que constituye una valiosa aportación al patrimonio de la archicofradía”.
Sólo contamos las horas para ver montado el culto.