Los fondos recaudados fueron a parar a la Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil de Málaga (AVOID)
El pasado sábado 10 de diciembre, la Banda de Música de la Archicofradía ofreció el concierto de Navidad en la Sala Falla del Conservatorio Superior de Música de Málaga, tal y como viene siendo habitual desde hace 24 años. En la entrada se colgó el cartel de “No hay billetes” y los fondos recaudados se destinaron a AVOI, la Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil de Málaga.
La primera de las piezas ofrecidas fue el pasodoble Las Barbas de Ferrar Ferrán. Le siguió la BSO de la película Solo en casa, de acertada elección por el momento Navideño, y ejecutada de manera excepcional. Posteriormente sonó Highlights from Chess, con la que la Banda se puso en pie para recibir la ovación cerrada del auditorio tras una magistral interpretación. Acto seguido se disfrutó de la mítica canción Bohemian Rapsody, del grupo Queen, que contó con el acompañamiento musical del piano y la guitarra. El culmen llegó con el villancico Esto suena a Navidad del compositor Manuel Marvizón. Los cantantes Samuel Navarro y Francisco Padilla fueron los encargados de ponerle voz a esta pieza. La Banda de la Esperanza quiso tener un detalle con los espectadores, y les regaló la conocida Malagueña de Lecuona a modo de Bis, a la que se sumó la actuación del Conjunto Juvenil de Gimnasia Rítmica de Málaga. El broche final fue una larga ovación con la que el auditorio reconoció la generosidad y el buen hacer de los músicos.
Dijo una vez un filósofo que sin música la vida sería un error. Supongo que la única manera de que la música siga formando parte de nuestras vidas es mediante el trabajado entregado de ese grupo humano que forma la Banda de la Esperanza. Han sido varios los que me han contado que la decisión de poner al mando de tan bonito proyecto a Rubén Vera está teniendo resultados muy positivos, cómo es la ilusión entre los músicos y el clima de trabajo que se ha generado.Según me cuentan, su método se podría recoger a través de una ecuación matemática, en la que la suma de disciplina y sacrificio tienen como resulta el éxito. Y precisamente, la impresión que recibimos los espectadores fue la de un rotundo éxito, sustentado bajo la dedicación de los músicos, el empeño de la Archicofradía y la gratitud de Rubén Vera. Y entre tanto, esto ya sí que suena a Navidad.