Queridos archicofrades:
Con el corazón lleno de gozo y gratitud, me dirijo a todos vosotros en este Año Jubilar que hoy comienza con la apertura de la Puerta Santa y es convocado por el Papa Francisco bajo el lema “Peregrinos de Esperanza. Este se perfila como un periodo de renovación espiritual y unidad para los fieles católicos en todo el mundo, por lo que es tiempo de gracia y misericordia. Este año, más que nunca, somos llamados a profundizar en nuestra fe, renovar nuestro compromiso cristiano y vivir con una alegría serena y firme que solo nuestra Madre puede inspirar.
Podemos estar llenos de orgullo y de satisfacción por la invitación recibida del Santo Padre a participar en el Jubileo de las Cofradías. Será un hito sin precedentes no solo en la historia de la Archicofradía, no nos olvidemos que representaremos a todas las Cofradías del mundo, a la Diócesis de Málaga y a la Agrupación de Cofradías de Málaga.
La Esperanza, virtud que da nombre a nuestra Madre, nos invita cada día a alzar la mirada hacia el horizonte de la fe, incluso en los momentos más oscuros de nuestras vidas. En este tiempo jubilar, hemos de dejarnos envolver por ese mensaje de confianza y amor, conscientes de que, tal como María confió plenamente en los planes de Dios en Nazaret y junto a la Cruz, nosotros también estamos llamados a ser testigos de esa Esperanza viva en nuestra sociedad, muchas veces golpeada por el dolor, la incertidumbre y la falta de esperanza.
Hagamos que nuestras obras de caridad, la devoción a nuestros Sagrados Titulares, nuestro amor fraterno y nuestro compromiso con la comunidad sean un reflejo de la Esperanza que llevamos en el corazón. Recordemos que no estamos solos: nuestra Madre camina con nosotros, sosteniendo nuestras debilidades y alentándonos a ser faro de luz en medio de cualquier oscuridad.
Por ello, os invito a vivir este Año Jubilar. Participemos con fervor en los actos litúrgicos, en las charlas formativas, en las celebraciones y en todas las actividades que se organizarán para conmemorar este año especial. Pero, sobre todo, hagamos de nuestra vida diaria un auténtico altar de oración, servicio y testimonio.
Renovamos, además, nuestra acción de gracias por quienes durante generaciones han mantenido encendida la luz de la devoción a Nuestra Señora de la Esperanza. Hoy, somos herederos de ese amor, y esa herencia nos invita a mirar al futuro con entusiasmo, llevando el nombre de la Archicofradía más allá de nuestras fronteras, para que todos conozcan el rostro de Cristo a través de la dulce mirada de Su Madre.
Que este Año Jubilar sea para todos nosotros un tiempo inolvidable de encuentro espiritual, de amor fraterno y de redención. Confiemos nuestras vidas al amparo de la Virgen de la Esperanza y sepamos que, bajo su manto protector, siempre estaremos en el camino que lleva a su Hijo, nuestro Señor.
Os tengo a todos presentes en mis oraciones, pidiendo por nuestras familias, por nuestros enfermos, por los que sufren, por los alejados, y por todos aquellos que necesitan recuperar la Esperanza en sus vidas.
Con el cariño de siempre y con el compromiso de seguir sirviendo, os envío un fraternal abrazo en Cristo y en la Santísima Virgen de la Esperanza y os deseo una feliz y próspera Navidad.
Todos los caminos llevan a la Esperanza
Sergio Morales Millán
Hermano Mayor de la Archicofradía del Paso y la Esperanza