La casa de los Priego

Ya sólo quedo yo de los que íbamos a casa de los Priego. Era una especie de rito, cada año puntualmente repetido: el madrugón, el desayuno y las copas de aguardiente peleón en el figón aquel de la plaza de Mamely, la mañana del Domingo de Ramos. Los mismos comentarios, las bromas consabidas, la espera […]

LA ÚLTIMA PRIEGO

LO SÉ MUY BIEN. Vendrán mañana a por ella como todos los años. Como todos los Domingos de Ramos, a eso de las nueve y media o de las diez. Ha brotado el azahar de los naranjos en lo que queda de la huerta bajo mi balcón y un ramalazo de sol entra ya por […]